Si soy sincera, buscando estadísticas al respecto me he quedado un poco decepcionada.
Los números no cuadran con mi realidad ni social, ni laboral. La ciencia habla de una prevalencia de entre el 8 y el 22% de mujeres con dolor en las relaciones sexuales, ocupando los porcentajes más altos aquellas mujeres que rondan la menopausia.
Sin embargo, al realizar un simple sondeo a mi alrededor, me encuentro que el 80-90% de las mujeres de mi entorno, cuya mayoría apenas cumple los 30 años, sufren o han sufrido en alguna ocasión de su vida periodos largos de dolor asociado a las relaciones sexuales.
¿Te cuadra?
A mi si.
¿Por qué son tan dispares los números?
La respuesta también la encuentro en mi entorno. De ese 80-90% de personas que me contestan que han tenido periodos de más de 3 meses de dolor asociado al sexo, el 99% no han ido a ningún profesional sanitario a consultar cuál podía ser la causa de su dolor.
¿Dónde está el problema?
A mi parecer en la educación sexual que recibimos, o más bien, en la que no recibimos.
¿Te apetece conocer un poquito más de dolor y sexo? Vamos a por ello.
Hablemos de dispareunia y vaginismo
Estos son los términos técnicos más utilizados para hacer referencia al dolor asociado a las relaciones sexuales. La dispareunia puede afectar tanto a mujeres como a hombres, pero en este artículo nos centraremos en la mujer.
¿Qué es la dispareunia femenina?
La dispareunia hace referencia al dolor genital asociado a la práctica sexual. Puede aparecer antes, durante o después del sexo, asociandosé o no a la penetración. Tanto las causas como la intensidad del dolor puede variar considerablemente, generando una repercusión negativa en la vida sexual de la persona que lo sufre.
¿Qué es el vaginismo?
Se considera vaginismo cuando se produce una contracción involuntaria del suelo pélvico que impide o dificulta la penetración. Esta respuesta de la musculatura que rodea la vagina puede hacer difícil, doloroso y/o imposible mantener relaciones sexuales que impliquen la penetración.
Lo más importante antes de diagnosticar un vaginismo es asegurar que no hay ninguna causa anatómica o médica que justifique esta reacción. Es decir, ante una situación de salud y normalidad, el cuerpo reacciona con una contracción muy intensa ante la posibilidad de penetración.
¿Qué hacer si tienes dolor en las relaciones sexuales?
El primer paso cuando aparece dolor asociado al sexo es no ignorarlo.
A pesar de que cada vez vivimos en una sociedad más avanzada, con menos tabúes y una liberación sexual aparentemente mayor. Hoy día siguen existiendo estigmas en relación a la sexualidad, especialmente de la mujer, y ante un problema, por desgracia, la tendencia sigue siendo ignorar, disimular y esperar a que el problema pase.
No obstante, si la situación se alarga nos puede llevar a la evitación del sexo, incluso al miedo. Cuidar nuestra salud sexual es fundamental para garantizar nuestra salud general, tanto física como emocional.
¿Dónde acudir si tienes dolor en tus relaciones sexuales?
Lo primero es localizar el origen de ese dolor.
Por ello, debemos acudir a nuestra/o ginecóloga/o de confianza para hacernos un reconocimiento que asegure que todas las estructuras están bien, que existe una buena lubricación y que no hay ningún problema que requiera de tratamiento quirúrgico o químico.
Una de las principales causas de dispareunia es la sequedad vaginal y existen numerosos tratamientos que pueden mejorar considerablemente esta situación y solucionar el problema de dolor.
Otra situación muy común que cada día encontramos más debido a los altos niveles de estrés es tener mucha tensión en la musculatura del suelo pélvico.
Al no ser capaces de relajar esta musculatura, algunas prácticas sexuales como la penetración pueden ser dolorosas, sin necesidad de tener vaginismo.
En estos casos, la fisioterapia en suelo pélvico puede ser una gran herramienta que te ayude a mejorar la elasticidad del tejido y la conciencia de tu periné para poder relajar la zona de forma voluntaria cuando lo desees.
¿Qué pasa si las causas físicas quedan descartadas?
Cuando no existe una causa ‘’física’’ aparente que justifique este dolor, es necesario valorar otros aspectos como el emocional.
Nadie duda de la gran implicación de las emociones y la parte psicologica implícita en el sexo.
Problemas con nuestra pareja sexual, una mala experiencia anterior o incluso una situación ajena a nuestra vida sexual puede provocar un rechazo que se representa en el cuerpo como dolor.
En estos casos, la fisioterapia del suelo pélvico para ayudarte a regular la sensibilidad de la zona y ganar más conciencia corporal y control, junto con una intervención psicológica adecuada, pueden ser las clases para resolver la situación.
No renuncies a tu vida sexual por miedo.
Siempre hay soluciones o herramientas para poder mejorar y vivir la sexualidad desde el placer.
Aquí te dejo unos talleres gratuitos sobre el dolor en las relaciones sexuales que cree junto a un grupo de investigación de la Facultad de Fisioterapia de la Universidad de Valencia.
¿Te animas a intentarlo?
Comparte tus dudas en comentarios, te leo.
Deja un comentario