Por qué y cómo alimentarnos correctamente

Mi Nutricionista

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Hoy comenzamos un sueño. El sueño de poder formar parte de la bonita comunidad de María Plaza. Antes de contarte lo que haremos, nos vamos a presentar.

Somos MI NUTRICIONISTA, una plataforma que une a personas como tú con dietistas y/o nutricionistas especializados, con una visión diferente de la nutrición, para acompañarles en su camino hacia el bienestar.

Esta comunidad ha nacido para demostrar al mundo que existe una manera diferente de estar presentes en el mundo, una manera diferente de hacer las cosas. Una manera en la que ser y tener están en equilibrio.

Hoy con nuestro primer post queremos hablarte de por qué es importante que nos alimentemos correctamente y qué influencia tiene en nuestra salud física y mental. 

En un momento de excesos sin control, nuestros deseos nos recuerdan volver al origen.

Podría decirse que vivimos en una paradoja alimentaria. Hace 50 años, nuestra mayor preocupación era conseguir alimentos. Ahora, nuestra preocupación es comer menos.

Vivimos en un momento de abundancia de comida. Ahora más que nunca tenemos supermercados repletos de comida, accesibles a cualquier hora. Sin embargo, la obesidad aumenta y las enfermedades del mundo occidental en general anuncian que han llegado para quedarse. Sin indicios de que esto vaya a cambiar si no hacemos nada.

Los cambios de hábitos en la dieta, son consecuencia de cambios industriales.

La industria alimentaria tiene un papel importante en nuestra alimentación y en los hábitos de consumo de nuestra población. Aparentemente manejamos un flujo de hiperinformación alimentaria y nutricional que supone un arma de doble filo.

Nos dejamos seducir por el marketing nutricional disfrazado de información nutricional y consejos de salud. Toda esta hiperinformación va pareja con el aumento del márketing de sucedáneos alimenticios con mucho valor calórico pero pocos nutrientes, que han ido paulatinamente sustituyendo a los alimentos frescos.

Estamos ante un problema complejo influenciado por múltiples factores que muchas veces pasamos por alto, como el descanso adecuado con las suficientes horas de sueño, el estrés creciente, la falta de actividad física debido a la falta de horas por alta demanda laboral, sin olvidarnos de la mente y su influencia en cómo comemos y las elecciones que hacemos de los alimentos.

La clave: Implementar hábitos de vida saludable de manera integral y duradera.

Cuando hablamos de hábitos de vida saludable no sólo nos debemos limitar a comer sano, además, incorporar el ejercicio como base de nuestras vida es prioritario. Tanto como esforzarnos por disminuir el estrés diario, dormir suficiente, fomentar nuestra vida social y sobre todo, dedicar la mayor parte del tiempo de nuestros días a hacer cosas que nos hagan sentir bien.

¿Por dónde comenzar? 

Asentando las bases y para ello queremos responder a 3 de las preguntas que más nos llegan y creemos que es importante dejar claro antes de comenzar.

Ya que no es lo mismo alimentarse correctamente y comenzar un nuevo estilo de vida más saludable con la idea errónea que tenemos de la “DIETA” basada en la creencia que hay que sufrir, pasarlo mal, comer lechuga y pechuga.

Así que vamos con las 3 preguntas:

¿Todos tenemos que comer igual?

Y la respuesta correcta es: No, según nuestra edad, nuestra actividad diaria o trabajo. Si estamos sanos o tengamos alguna enfermedad, necesitaremos organizar de forma diferente los alimentos que tomamos cada día.

¿Existen alimentos buenos o malos?

Dependiendo de para quién, para qué lo necesite, cuándo lo necesite y donde esté, habrá alimentos más adecuados o inadecuados. Contextualizar es fundamental en nutrición. No podemos hablar de alimentos buenos o malos. 

¿Tengo que hacer dieta para mejorar mi forma de alimentarme? 

Ya estás a dieta, porque comes todos los días, ya tienes tu propio hábito de alimentación, la manera en que organizas cada día, los alimentos que tomas. Lo que comes cada día es tu dieta. No necesitas estar a “dieta”. Necesitas revisar los hábitos que incluye esa “dieta” diaria que ya tienes.

Y ahora sí, vamos con los súper consejos que queremos darte si has decidido emprender un nuevo cambio en tu alimentación hacía una mejora de tu bienestar integral.

7 pasos para empezar para mejorar tus hábitos 

1. Haz un registro de tus hábitos diarios 

Lo primero que te recomendamos es comenzar por hacerte un registro de una semana de todo lo que comes y bebes desde que te levantas hasta que te acuestas, y hacerte así consciente de tus fallos y de tus aciertos. Esta es una manera sencilla y práctica de comenzar a tomar consciencia de cómo nos estamos alimentando. Si no sabemos qué debemos cambiar ¿cómo vamos a hacerlo? Primero: toma conciencia de qué debes cambiar. 

2.La importancia de tomar buenas decisiones en nuestra alimentación

La clave de una buena alimentación radica en las decisiones, más concretamente en por qué tomamos ciertas decisiones. ¿Se trata de una elección propia (hábito/concienciación) o forzada por un factor externo (dieta)?

Empezar una alimentación saludable desde una buena toma de decisiones por elección propia es lo que determinará las posibilidades de éxito de tu plan de objetivos. Es por eso que , el segundo factor más importante después de las decisiones son sin duda los objetivos.

3. Elige objetivos adecuados para tí en este momento 

¿Y cómo podemos elegir unos objetivos adecuados? Elige bien tu objetivo principal. Será un objetivo a largo plazo, la meta final que quieres alcanzar. Es importante temporizarlo de forma adecuada, es decir, medir bien el tiempo que nos damos para poder alcanzarlo por lo que sobretodo tiene que ser asequible.

Que sea un objetivo sano y realista.

4. Olvídate del peso 

Evita ligar tu objetivo principal al peso corporal, es decir, que tu objetivo final no sea

el peso. Ya que valorar nuestro éxito o fracaso únicamente a una cifra puede crear sentimiento de frustración y el abandono de nuestros esfuerzos junto con la pérdida de adherencia a los buenos hábitos.

Un enfoque centrado en el peso puede hacer que no le demos la importancia que se merece a otros logros que hayamos alcanzado.

5. Acompáñalo de objetivos complementarios

Estos objetivos son si cabe más importantes que el objetivo principal puesto que con ellos mantendrás tu motivación diaria, alcanzarás y establecerás pequeños cambios/hábitos alimenticios y generarás lo más importante, adherencia tanto a una alimentación saludable como al ejercicio. Con objetivos complementarios nos referimos a metas que tengas y quieras conseguir vinculadas a tu bienestar. Dormir mejor, reducir el estrés, sentirte más vital, etc.

6. La paciencia: tu gran aliada en este camino

Si durante años has tomado malas decisiones en tu alimentación no esperes cambiarlo todo de la noche a la mañana.Se paciente, incorpora pequeños cambios cada semana y valora tu progreso en las distintas formas que se presentan. Recuerda, no todo gira en torno al peso. Valora los pequeños cambios que están implementando. Por muy pequeños que te parezcan. 

“Un viaje de mil leguas comienza con el primer paso” Anónimo.

7. Planifica correctamente tus objetivos

No cometas el error de caer en la frustración y desidia por una mala planificación en tus objetivos. Veamos la desidia como una nueva visión de la pereza que podemos identificar como una consecuencia de la falta de habilidad para escoger y planificar objetivos realistas mediante las herramientas de las que disponemos en el momento actual.

La mala planificación de nuestros objetivos puede derivar en el sentimiento de desidia que podemos clasificar en 4 tipos:

  1. Desidia por aburrimiento: consecuencia de planificar unos objetivos demasiado fáciles o con tareas monótonas que no generan la motivación suficiente para mantener la rutina en el tiempo.
  2. Desidia por estrés: provocada cuando planteamos objetivos demasiado exigentes que sobrepasan las capacidades de las que disponemos en el momento presente.
  3. Desidia por falta de motivación: Cuando a pesar de que los objetivos son viables y beneficiosos para avanzar en nuestra vida, no nos generan recompensa a corto plazo,motivación. Es decir, estamos enfocados en el objetivo final a largo plazo y no disfrutamos ni valoramos los pequeños avances que logramos.
  4. Desidia por cansancio: Cuando conseguir los objetivos planteados conlleva un gasto de energía excesivo, y a pesar de que podemos ir alcanzando las distintas metas propuestas, con el paso del tiempo el cansancio sobrepasa a los beneficios que obtenemos y acabamos abandonando el plan.

Dependiendo del motivo que genere nuestra desidia la solución será distinta.

Existen diferentes herramientas para adecuar los objetivos a las capacidades individuales de cada persona.

Y si después de contarte todo crees que tú sola/o no podrás lograrlo. Desde Mi Nutricionista estaremos encantados de acompañarte en este camino hacia tu bienestar. Cuéntanos, ¿qué te gustaría leer por aquí? ¿cómo podemos ayudarte?

Para terminar el post, te dejamos una excelente reflexión de la mano de Eduardo Galeano. Aprovecha este momento para comenzar a implementar cambios que te acerquen a la vida que quieres. Hazlo disfrutando del camino, incorpora nuevas recetas que alimentan tu alma y cuerpo y no olvides de ser feliz. 

Eduardo Galeano

“Nos convencemos a nosotros mismos de que la vida será mejor después de casarnos, después de tener un hijo y después de tener otro. Entonces nos sentimos frustrados porque los hijos no son lo suficientemente grandes y pensamos que seremos más felices cuando lo sean. Después de eso nos frustramos porque son adolescentes (difíciles de tratar). Luego pensamos, ciertamente seremos más felices cuando salgamos de esta etapa. Nos decimos que nuestra vida estará completa cuando a nuestro esposo (a) le vaya mejor, cuando tengamos un mejor coche o una mejor casa, cuando nos podamos ir de vacaciones, cuando estemos retirados.”  

“La verdad es que no hay mejor momento para ser felices que ahora. Si no es ahora, ¿cuándo? Tu vida estará siempre llena de retos. Es mejor admitirlo y decidir ser felices de todas formas. Una de mis frases: “Por largo tiempo me parecía que la vida estaba a punto de comenzar. La vida de verdad. Pero siempre había algún obstáculo en el camino, algo que resolver primero, algún asunto sin terminar, tiempo por pasar, una deuda que pagar. Sólo entonces la vida comenzaría. Hasta que me di cuenta que esos obstáculos eran mi vida”. Esta perspectiva me ha ayudado a ver que no hay un camino a la felicidad.”

“La felicidad “es” el camino; así que atesora cada momento que tienes y atesóralo más cuando lo compartiste con alguien especial, lo suficientemente especial para compartir tu tiempo y recuerda que el tiempo no espera por nadie… así que deja de esperar hasta que bajes cinco kilos, hasta que te cases, hasta que te divorcies, hasta el viernes por la noche, hasta el domingo por la mañana, hasta la primavera, el verano, el otoño o el invierno o hasta que te mueras, para decidir que no hay mejor momento que éste para ser feliz… la felicidad es un trayecto, no un destino.”

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