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Cosas que me ayudaron a empezar a meditar

María Plaza Carrasco

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Al procurar llenar mi vida de hábitos saludables, que me ayuden a sentirme mejor con mi entorno y conmigo misma, la meditación ha estado tocando a mi puerta durante muchos años.

No obstante, en pocas etapas de mi vida he conseguido ser lo suficientemente constante como para hacer de la meditación un hábito.

Ahora siento que poco a poco mis resistencias hacia la práctica de la meditación van cambiando y quiero compartir contigo qué cosas me ayudan y que no.

Empecemos por las que no me han ayudado.

Cosas que me han alejado de meditar

Creo que una de las principales causas por las que creé un gran muro entre el hábito de meditar y mi persona fue por mi primer contacto con esta práctica.

Un mal comienzo

La primera vez que me senté activamente a meditar fue en mi formación como profesora de Yoga. 

La práctica consistía en realizar una meditación Zen, lo que implica estar en silencio, en una posición concreta y sin moverte durante toda la meditación. 

No recuerdo la duración de la meditación, pero para la María de aquel entonces fue eterna. Sin duda no estaba preparada para aquello. 

Ni mi mente ni mi cuerpo recibieron bien esa experiencia, por lo que no veía la necesidad ni el beneficio de introducirla como un hábito en mi vida. Hoy día, el tiempo y la ciencia me han quitado la razón. 

Falta de información

En aquel momento, donde mi mente estaba frenéticamente activa, rozando o incluso abrazando la ansiedad, no encontraba el porqué someterme a mi misma a una tortura tal como sentarme a autoaguantarme.

Sí, eso es lo que yo consideraba meditar, y por supuesto estaba equivocada.

Hay muchos caminos distintos que nos pueden ayudar a crear el hábito de meditar. A la hora de empezar algunos de estos caminos pueden hacerlos el proceso de aprendizaje más fácil y progresivo.

Por qué me empeño en poder meditar si no me sale

Para muchas personas la meditación consiste en sentarse y no hacer nada. Sin embargo, meditar es un entrenamiento activo de la mente, con el que conseguir numerosos beneficios.

5 Beneficios de la meditación

  1. Mejorar la concentración y la atención.
  2. Relaja la hiperactividad cerebral.
  3. Reduce el envejecimiento cerebral.
  4. Mejora la calidad del sueño.
  5. Ayuda en la lucha contra la ansiedad y la depresión.

En este video te hablo un poquito más de sus beneficios


Cosas que me han ayudado a meditar

Elegir el tipo de meditación que más me ayuda a crear el hábito

Hay muchos tipos de meditaciones y varias formas de clasificarlas. Una de las formas que más me ha ayudado a entender es diferenciarlas entre meditación pasiva y meditación activa.

Meditación pasiva

Suele ser la que más reconocemos con la palabra ‘’meditar’’. 

En muchas ocasiones se piensa que la meditación busca dejar la mente en blanco o huir de los pensamientos, pero más bien el objetivo de la meditación es calmarlos, aceptarlos y dejarlos marchar sin huir ni luchar contra ellos.

Esto requiere práctica y a través de las meditaciones pasivas se procura buscar la calma de la mente manteniendo una postura determinada, generalmente en silencio o a través de un mantra o meditación guiada y en un espacio tranquilo donde el cuerpo se mantiene inmovil.

A la hora de hacer este tipo de meditación activa, sobre todo cuando todavía no cuentas con mucha práctica, elementos externos que impidan que caigas dormida pueden ser de gran ayuda.

En mi caso, lo que más utilizo es mi esterilla de acupresión Pranamat ECO, no solo porque me ayuda a mantenerme presente debido a la estimulación de las puntas de sus flores de loto, sino porque además me aporta un efecto relajante y ayudan a activar mi circulación.

La esterilla Pranamat ECO aplica un método 100% natural conocido desde hace más de 5000 años como una antigua fuente de energía y autocuración. Personalmente lo estoy utilizando en mi rutina de meditación y la sensación es  que los niveles de estrés durante todo el día han disminuido, además de que me cuesta menos conciliar el sueño por la noche y duermo mejor.

Si quieres hacerte con una, el equipo de Pranamat, ha preparado un código que los Espartanos y Espartanas podamos disfrutar de un 10% de descuento. El código es maplaca.

Meditación activa

Con las meditaciones activas o dinámicas, el objetivo es el mismo, pero para conseguirlo se pone el foco en acciones del cuerpo, la más conocida es poner el foco en la respiración.

En este tipo de meditaciones el movimiento es bienvenido, no es necesario mantener una misma postura. Esta forma de meditar resulta ser, la mayoría de veces más sencilla ya que no requieren de un nivel tan alto de concentración. Busca más la relajación a través de la focalización en una acción o un movimiento.

Bajo mi punto de vista, resulta mucho más sencillo llevar mi atención a mi cuerpo, mi respiración o un movimiento para conseguir relajar mis pensamientos, en lugar de tratar de concentrarme en que mi mente se calme. 

La meditación pasiva suele requerir de más práctica, por esa razón la meditación activa es uno de los caminos favoritos para empezar.

Cualquier ejercicio o actividad puede servirte de meditación activa. Acciones del día a día como pelar fruta, lavar los platos o respirar. El objetivo es tratar de bajar las revoluciones de tu mente a través de la atención a los sentidos.

El ejercicio físico resulta ser un gran aliado cuando buscamos relajar la mente y practicar este tipo de meditación activa. Concretamente el Pilates y el Yoga consiguen llevar el foco al cuerpo y a la respiración relajando así la actividad mental que tanto nos puede llegar a abrumar en el día a día.

3 claves para empezar a meditar

  • Encuentra un porqué y un cuándo. Cierra en tu agenda cuál es el momento que vas a dedicar a esta actividad. Lo mejor es intentar adaptarlo a primera hora de la mañana para impedir que la vorágine del día a día te haga dejarlo para otro momento.

    A la hora de crear un hábito es mucho mejor hacer poco tiempo todos los días que no hacerlo por no tener el tiempo suficiente, así que dedícale aunque sea 5 minutos de tu mañana si lo ves posible.
  • Háztelo fácil. Empieza por meditaciones sencillas que puedas adaptar a tu día a día y que no te supongan una gran lucha interna. En mi caso una buena progresión es:
    • Meditación activa en actividades del día a día: Cómo por ejemplo lavarte los dientes.
    • Meditación activa en actividad deportiva: Aumenta el tiempo de meditación y sumas tu práctica de meditar a otro hábito saludable. 
    • Meditación pasiva con ayuda de elementos externos: Utiliza meditación guiadas o mantras que te faciliten poner la atención a eso. Ayúdate de elementos distractores que te ayuden a mantenerte despierta y presente como el Pranamat.
    • Meditación pasiva en silencio: para mi el tipo de meditación más exigente pero que seguro que a través de la práctica logras conseguir. Este tipo de meditación te exime de necesitar nada para conseguir calmar tu mente. Una vez llegas a este punto solo necesitas la intención de calmarla y tu cerebro está entrenado para llegar más fácilmente a ese punto de relajación.

Como toda habilidad, la meditación requiere tiempo y práctica. Por suerte la ciencia ya nos avisa de que merece la pena el esfuerzo. 

Cuéntame en comentarios tus barreras a la hora de empezar a meditar. 

Te leo espartanx.

María Plaza Carrasco

Fisioterapeuta, Profesora de Pilates y Yoga. Enamorada y estudiosa del movimiento del cuerpo y de su capacidad para comunicarnos con el mundo. Comprometida con lo que me importa, intensa, cabezona y entusiasta. En ocasiones soy demasiado optimista con mi tiempo pero siempre preparada para disfrutar de cada minuto.

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