El posparto es un momento profundamente transformador. Tras el nacimiento de un bebé, comienza también el nacimiento de una nueva identidad: la de madre. Pero este proceso no siempre es tan idílico como nos lo han contado. Muchas mujeres experimentan ansiedad, frustración, miedo… y lo más duro es que a menudo lo viven en silencio.
¿Por qué aparecen estas emociones en el posparto?
El puerperio implica una revolución: física, emocional, hormonal, relacional. Hay cambios de sueño, lactancia, vínculo, cuerpo, rol, pareja, familia… Es normal que nos sintamos desbordadas. Algunas razones frecuentes son:
- Desajustes hormonales: la caída de estrógenos y progesterona puede influir directamente en el estado de ánimo.
- Privación de sueño: dormir pocas horas o con interrupciones constantes afecta la regulación emocional.
- Exigencias internas y externas: el “deber ser” una buena madre, tenerlo todo bajo control, disfrutar cada momento…
- Cambios en la identidad: la mujer que existía antes del parto ya no es la misma, y eso puede generar confusión o duelo.
- Sensación de aislamiento: muchas mujeres se sienten solas, incluso rodeadas de personas.
¿Qué formas puede tomar la ansiedad en el posparto?
No siempre se manifiesta con ataques de pánico. A veces la ansiedad aparece como:
- Preocupación constante por el bebé (“¿Estará respirando bien? ¿Estaré haciéndolo bien?”).
- Hipervigilancia o sensación de alerta continua.
- Pensamientos intrusivos o catastróficos (que a veces generan culpa).
- Irritabilidad, llanto fácil o tensión muscular.
- Sensación de que «algo va mal», aunque todo parezca estar bien.
Frustración y miedo en el posparto: dos caras de la misma moneda
Muchas mujeres se frustran por no poder cumplir con sus propias expectativas: con el cuerpo, con la lactancia, con su capacidad para disfrutar. El miedo aparece cuando sentimos que no estamos a la altura, que algo puede salir mal, o que nos estamos “perdiendo a nosotras mismas”. Ambas emociones son legítimas, pero si no se reconocen ni se validan, pueden cronificarse o escalar.
¿Cuándo pedir ayuda?
El sufrimiento emocional en el posparto no es debilidad. Es una señal de que necesitas acompañamiento. Consulta con una profesional si:
- Estas emociones persisten más allá de las primeras semanas.
- Te sientes desconectada de tu bebé o de ti misma.
- Tienes pensamientos negativos frecuentes o muy intensos.
- La ansiedad te impide descansar, comer o relacionarte.
No estás sola. Existen redes de apoyo, grupos de crianza, psicólogas perinatales, matronas y fisioterapeutas especializadas que podemos ayudarte.
El cuidado emocional en el posparto también es salud
Hablar de salud posparto no es solo hablar de suelo pélvico o lactancia. Es hablar de emociones, límites, redes, validación y escucha.
Acompañar este proceso desde una mirada integral es fundamental para que la maternidad no se viva desde el aislamiento o la autoexigencia.
Recuerda que el ejercicio siempre es un gran aliado para tu mente y tu cuerpo. Si no sabes cómo empezar a moverte te veo dentro del Estudio de Pilates Posparto, donde para ayudarte a encontrar esos pequeños espacios de calma que te permitan conectar un poco más contigo, hemos preparado dos meditaciones guiadas nuevas destinadas a este momento de posparto inmediato tan intenso, bonito y desafiante a la vez.
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