En un mundo sin ese tipo de magia, tener muchos intereses y ganas de probarlo todo puede ser positivo a la par que agotador e imposible.
No obstante, siempre he achacado mi frustración por no llegar a todo a la falta de tiempo, el tiempo era el gran culpable. Si los días tuvieran 2 horitas más… si no necesitara dormir tanto…
La falta de tiempo es una pandemia global, todo el mundo lo reclama y lo pone como excusa a la hora de no cumplir sus objetivos y sus obligaciones, pero ¿es realmente cuestión de tiempo?
No tengo tendencia a rendirme pronto, y como me negaba a no conseguir todo lo que quería hacer, buscaba de forma desesperada cómo ganar esos minutos tan preciados y conseguir completar la larguísima lista de quehaceres que me proponía en mi día a día.
El resultado final siempre era el mismo, por mucho que me esforzara, por mucho que trabajara hasta las tantas, por mucho que dejara de lado otros planes que realmente me apetecía hacer, nunca llegaba a completar las últimas cosas de la lista, que casualmente siempre eran las destinadas al autocuidado, me seguía faltando tiempo.
Decidí crear tiempo, ¿cómo? huyendo.
Dejé mi consulta de fisioterapia en Valencia para focalizar mis esfuerzos en la parte online y tener más tiempo, deje mi entorno social para no tener tantos planes y recuperar tiempo, deje gran parte de mis compromisos, de todas esas cosas que requerían ese tiempo tan preciado y me fui a Canarias.
¿Funcionó?
En mi primera semana me cuidé, arreglé la casa, organicé mi nueva vida, me leí un libro y medio, dormí una media de 8 horas, hice Pilates todos los días y comí como una reina, estaba pletórica.
Para mi segunda semana ya había escrito una lista todavía más larga que la que tenía en Valencia. ¿Ya que había dado el salto tenía que aprovechar el tiempo, no creéis?.
Fui a clases de salsa, yoga, crossfit, danza de vientre, escalada y pádel. Había conocido a un montón de gente maravillosa y por supuesto me quería tomar café con todas, además de tener programadas visitas de mis amigas y familia en casa hasta prácticamente verano. Todo esto sin contar la lista de proyectos laborales que me veía ‘’obligada’’ (por nadie más que yo misma) a cumplir para justificar mi cambio de aires.
De nuevo no tengo tiempo para completar mi lista, de nuevo el autocuidado se queda para otra vida, vuelvo a estar agobia, dormir regular, hacer pilates solo por trabajo y de la comida mejor no os cuento.
¿Seguimos pensando que es cuestión de tiempo?
Claramente no.
El tiempo es el que es, mientras estamos vivos tenemos todo el tiempo del mundo, es continuo, no se puede acomular, ni ahorrar, ni guardar para luego. La cuestión es lo que decidimos hacer con él.
Por supuesto no digo que haya que vivir el presente obviando completamente cualquier tipo de organización o de planificación, sólo digo que para llegar a terminar la lista y cumplir con las últimas tareas tienes dos opciones:
- Acortar la lista.
- Reajustar el orden de tus tareas.
No es cuestión de tiempo, es cuestión de prioridades.
Y es que si mi objetivo es cuidarme, hacer deporte y encontrar esos pequeños espacios en la semana para mi, la solución no va a venir porque nadie me regale un Giratiempo, o por mudarme, o por huir.
Si en mis prioridades no está mi salud, en mi lista de quehaceres nunca llegaré a las tareas de autocuidado.
Si has llegado hasta aquí es porque has decidido cuidarte y darte tu tiempo, o al menos quieres hacerlo. Espero que practicar pilates y yogalates te ayuden a conseguirlo.
Te animo a plantearte cuáles son tus verdaderas prioridades y a organizar tu lista de quehaceres acorde a ellas, dejando de esperar que llegue algo que en realidad no existe, más tiempo.
Yo sigo construyendo mis prioridades poco a poco, ¿cuales son las tuyas Espartanx?
Deja un comentario