La frustración es una cuestión de expectativas.
A lo largo de la semana recibo muchos correos en los que me planteáis vuestras frustraciones en relación a la práctica de Pilates:
‘’Llevo mucho tiempo pero todavía no soy capaz de sentarme con las piernas estiradas…’’
‘’Me resulta imposible subir bien en un roll up…’’
‘’¿Algún día llegaré a tocar el suelo con las manos?’’
Al tomar como referencia un ejemplo tan visual como alguien, en este caso yo, haciendo una serie de movimientos y ejercicios, no podemos evitar querer hacer exactamente lo mismo y de la misma manera desde el minuto uno.
Pero por suerte, casi todas las cosas que merecen la pena, también requieren que recorramos un camino, y para poder aprender de este, lo ideal es intentar disfrutar de cada uno de sus pasos, sin prisa de llegar a esa ‘’meta’’ planteada en un inicio.
¿Suena bonita la teoría verdad? Yo sigo luchando para conseguir llevarlo a la práctica.

Soy de naturaleza impaciente y competitiva, lo que me lleva a quererlo hacer todo ya, y bien a la primera.
Desde pequeña se me han dado bien los deportes y en la escuela no me encontraba con mucha dificultad para llegar a la media que se exigía, pero lo que puede parecer positivo se convierte en un arma de doble filo.
De alguna manera esto me enseñó que mis ‘’logros deportivos’’ no requerían esfuerzo.
Lo que pasó cuando llegué al mundo real, donde la competencia es grandísima y todo requiere esfuerzo si de verdad quieres lograr hacer algo bien, fue un buen baño de realidad.
Y es que si te compras un Ukelele porque quieres tocar Somewhere over the rainbow el día uno, en lugar de por disfrutar de la música en tu tiempo libre;
Si te apuntas a yoga porque quieres hacer el pino 6 minutos y no para aprender a estar contigo misma y ser capaz de bajar revoluciones;
Si te compras un lienzo para ser el segundo Picasso pero no eres capaz de dejar volar tu imaginación pensando sólo en el resultado y no en el proceso… no estás disfrutando del camino y a mi parecer tu/mi foco están en el lugar equivocado.
En muchas ocasiones la sociedad de productividad y acumulación de logros en la que vivimos nos empuja a obtener ‘’medallas’’ o ‘’títulos’’ con el fin de darnos más valor. Sin embargo, el verdadero valor de la vida se encuentra en disfrutar del camino, no en acumular trofeos que reflejen todo lo conseguido.
Cuando practicas Pilates o Yoga, estás apostando por tu salud, te estás priorizando, te estas regalando tiempo de calidad para mejorar tu forma física y mental. Lo importante no radica en el nivel de tu práctica, ni en la cantidad de flexiones que puedes hacer, sino en cómo te sientes al dedicarte este espacio de cuidado, en cómo vas avanzando, en cómo tu cuerpo y mente se van adaptando y van agradeciendo todo el proceso.
Aprender a disfrutar del camino sin poner el foco en el resultado final hace de la vida un viaje mucho más bonito y menos frustrante porque no vives esperando llegar, ya estás justo donde quieres estar.
Enhorabuena por haber llegado hasta aquí y seguir apostando por ti, espero poder acompañarte en tu camino espartanx.
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