Claves para atender tus necesidades

María Plaza Carrasco

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Lo más importante a la hora de poder atender a tus propias necesidades es ser capaz de identificarlas. Aunque suene una obviedad, a mis 31 años sigo trabajando día a día en ello. Aquí te cuento cómo…

Somos individuos sociales que vivimos en comunidad y esta comunidad rara vez te enseña a priorizar tus necesidades como individuo. Más bien te alienta a cumplir con las expectativas ajenas, dejando en último lugar lo que tu esperas de la vida.

Sin duda, el trabajo en equipo, formar parte de una familia, una pareja o un grupo de amigos, nos permite aunar nuestras fuerzas en un objetivo común. Nos ayuda a crecer más rápido, a llegar más lejos, y como seres sociales en muchas ocasiones, esa sensación de pertenencia nos llena de felicidad. Sin embargo, tenemos que intentar no disolvernos en necesidades ajenas.

En los últimos años, los trastornos de ansiedad, depresión y dolor crónico han aumentado de forma significativa. 

Se ha visto que la interrupción de necesidades importantes pueden concluir en todos estos cuadros clínicos, al igual que satisfacer tus necesidades suele relacionarse con un mayor bienestar y un refuerzo de tu identidad.

Pero ¿cómo lo hago?

Aquí os dejo un 6 pasos que a mi me ayudan.

6 pasos para atender tus necesidades:

1. Parar

Por lo general, vivimos en un no parar de quehaceres, obligaciones, deberes… el mundo va muy rápido y para permanecer en él parece que no podemos dejar de correr. Pero si nunca paras, es imposible saber si el camino que sigues es el correcto o el que un día te marcaron o te marcaste, cuando tus intereses eran otros. 

Parar no supone dejarlo todo e irse a una isla desierta a pensar. Supone dedicarte al menos 5 minutos al día para valorar si realmente te sientes bien con la dirección de tus pasos.

En mi caso, mi cambio de rumbo vino empujado por una pandemia, y tengo que reconocer no sé cuánto habría tardado en redirigir mi rumbo sin esas circunstancias, a pesar de que hacía mucho tiempo que no estaba contenta con la dirección de mis pasos.

2. Escucharte

He pasado casi toda mi vida ignorando mi cuerpo, mis sensaciones, mirando hacia otro lado cada vez que algo dentro de mí me empujaba a romper con lo que estaba haciendo y buscaba las soluciones fuera.

El porqué de mi auto ignorancia radicaba en que lo que mi cuerpo me decía ‘’no me convenía’’, me daba miedo, no quería hacerle caso. No obstante la mayoría de veces las respuestas están, sólo que casi nunca son la solución que queremos oír, aunque sean la única solución.

Un ejemplo práctico: El verano pasado tenía mi vida perfectamente montada en Valencia, mi casa, mi coche, mi moto, mi entorno maravilloso, mis pacientes, mi ciudad favorita y mi comunidad online, pero de repente, dejé de poder dormir bien.

Algo no estaba haciendo bien y mi cuerpo no tenía pensado quedarse callado. Por supuesto decidí ignorarlo ya que no quería renunciar a nada de todo aquello que con tanto esfuerzo había construido, pero dentro de mí, yacía el deseo que me ha acompañado toda la vida de vivir en distintos sitios del mundo.

Os escribo desde Lanzarote, el primer sitio dónde dormí a pata suelta después de dos meses luchando. Tarde un año en aceptar que no era el momento de construir nido sino de volar, y todo porque estaba muy cómoda en mi nido y me aterraba la idea de al salir volando estamparme.

3. Tomar conciencia

Cuando ya sabes que algo no está bien, te has parado a escucharte y entiendes que ciertos aspectos de tu vida necesitan un cambio, toca valorar por qué haces lo que haces y no otra cosa. 

Y es que en muchas ocasiones nos centramos en satisfacer las expectativas de los demás en lugar de las propias por miedo. Miedo a perder a alguien, al rechazo, al fracaso. 

En mi caso tenía todos los miedos juntos, al rechazo de mi familia por no entender mi decisión, a perder a mi entorno por encontrarme lejos, al fracaso… a todo.

Pero esos miedos no eran más que eso, no podemos dejar que dirijan nuestra vida unas suposiciones que pocas veces se llegan a dar.

A día de hoy, mi madre está orgullosa de mi valentía, siento a mis amigas más cerca que nunca además de conocer nueva gente maravillosa y sigo creyendo firmemente que estoy en el camino que quiero estar. Antes de esto, sólo había miedo.

4. Valorar tus posibilidades

Frente a los cambios es necesario ser realista pero no caer en el pesimismo.

Cada persona tiene unas circunstancias y cada necesidad requiere unos cambios, es normal ver que necesitas un cambio pero no poder dejarlo todo y volar.

Pequeños cambios pueden acercarte a tus objetivos, toca sentarse y ver qué cosas puedes cambiar para sentirte mejor. 

Encontrar 30 minutos al día para hacer deporte, darte un capricho una vez al mes, decir que no a esa cena que no te apetece nada ir, hablar con una amiga o un familiar para que te ayuden un día al mes con los niños… lo que sea, pero siempre se puede hacer algo que te empuja a otra cosa y te acerca a cubrir esa necesidad que te persigue.

Cuando trabajaba de 9 a 9 de Lunes a Viernes y los fines de semana me dedicaba a ir a formaciones durante 3 años, mi cambio empezó por pedir salir del trabajo los lunes a las 19:00 para llegar a clase de telas aéreas a las 19:30, funcionó.

5. Actuar en base a tus propias decisiones

Aquí volvemos a la toma de conciencia. Valora si lo que haces lo haces porque quieres tú, por costumbre o porque es lo que otros esperan de ti es agotador pero fundamental para dirigirte hacia tus necesidades y no necesidades ajenas.

Por supuesto, para llegar a este punto has tenido que trabajar los puntos anteriores. ¿Cómo vas a priorizar tus necesidades si no sabes cuales son?

Yo soy la típica persona que siempre dice sí.
Ante la pregunta, ¿te vienes a tomar un café? nunca había dudas, ahora la acompañan varias preguntas más.

¿Te viene bien tomarte un café ahora?Si/No

No → ¿Es importante para la persona que te lo ha pedido y la quieres ayudar? Si/No

Si → ¿Realmente te puedes permitir ayudarla ahora mismo?Si/No

Y en base a eso no me voy o me voy y dejo lo que estoy haciendo.

6. Disfrutarlo y esperar a que aparezcan otras

Somos personas cambiantes, evolucionamos y al igual que lo hacemos nosotros lo hacen nuestras necesidades.

Eso nos lleva a tener que escucharnos, atendernos y respetarnos de forma constante, aceptando que no siempre somos ni queremos lo mismo, y que eso está bien, es la consecuencia de crecer.

Y tú espartanx, ¿priorizas en tus necesidades? 

María Plaza Carrasco

Fisioterapeuta, Profesora de Pilates y Yoga. Enamorada y estudiosa del movimiento del cuerpo y de su capacidad para comunicarnos con el mundo. Comprometida con lo que me importa, intensa, cabezona y entusiasta. En ocasiones soy demasiado optimista con mi tiempo pero siempre preparada para disfrutar de cada minuto.

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